los fans del pop coreano (más conocido como K-pop) se han erigido en uno de los principales aliados del movimiento contra la violencia racista en Estados Unidos. Lo que empezó como una reacción contra el apoyo de Vox a Trump en las redes sociales ha acabado convertido en fenómeno global. Su estrategia es enterrar los mensajes de odio entre una avalancha de memes con las canciones y los bailes de sus grupos favoritos. Lo mismo que suelen hacer para desprestigiar a los grupos “rivales”, pero por una causa más elevada. Ya han conseguido desquiciar a la Policía de Dallas y apagar la voz de cientos de racistas. FOTO: un meme de k-pop