Solidaria y avanzada, seria el titulo completo. En 1.986 acontecía la entrada efectiva de España en la Unión Europea -ya llovió, pero no mucho-
¡Todos éramos españoles en aquellos años! y hacía menos de una década se aprobaba por abrumadora mayoría nuestra Constitución.
Todos esperábamos el maná que llegaba. Hemos sido país receptor y continúa la solidaridad del Norte “los ricos”. Alguno tirará de la teoría de que abrían mercado para su industria. Pero también nosotros lo abrimos para nuestros productos.
Esta inyección económica, fue una gran oportunidad para el progreso social y nosotros decidimos en qué y en cómo emplearla. Se dio un enorme salto en infraestructuras, comunicaciones y modernización de servicios y ciudades.
Otra cuestión bien distinta, es que esta política no acabó con los endémicos males estructurales y así no resolvimos el abultado índice de desempleo y precariedad laboral; no asumimos la reforma de la Administración, no “acotamos” la presión fiscal; ciertas oligarquías, su nepotismo, burocracia, corrupción y clientelismo lo que dificulta el emprendimiento y la empresa privada.
Continuamos “mirando para otro lado” a la hora de incrementar la inversión en I + D, tecnología y en consecuencia en frenar el claro declive de nuestra industria en favor de bienes de terceros a bajo coste y apostando demasiado a dos cartas: los servicios y la construcción.
Tampoco nuestro clima político ha sido para “echar cohetes”; podemos ver el nivel y comportamiento de los partidos e incluso el de las sesiones del Congreso y el Senado.
Nuestra insolidaridad interna, contrasta con el ejemplo que nos da la Europa del Norte; no hay más que ver reacciones de independentistas y autoproclamados “progresistas” negando el tren a Galicia o Extremadura o pidiendo explicaciones del porqué en la pandemia Galicia cede material sanitario a Madrid.
Todo politólogo de prestigio nos diría que para evitar esta situación se necesita un Gobierno Central fuerte y más sí está integrado por dieciocho, que cada día se acercan más al poco solidario: Todo para mí y el que sea pobre que lo sea más.
Cualquier crisis siempre acaba en una oportunidad, véase el plan Marshall terminada la II Guerra Mundial. Europa, una vez más solventadas las, en cierto modo justificadas, reticencias acude a nuestro rescate.
Una vez más tendremos la oportunidad de aprovechar ayudas para lograr un país avanzado o seguir “a las andadas”.
Una vez más la ética, la experiencia, y voluntad de los políticos es la llave; y la verdad, es que al pensarlo y viendo el panorama, a más de uno le mete miedo.