La mala evolución de los últimos días sube a Neda al nivel alto de restricciones

La mala evolución de los últimos días sube a Neda al nivel alto de restricciones

El área sanitaria de Ferrol contiene el aliento mientras se despeja la tendencia que seguirá la pandemia en los próximos días. Por una parte, los datos de nuevos casos diagnosticados ofrecen solo dos positivos en 24 horas, un número que, por bajo, no se veía desde la primera semana de octubre. Por otra, la situación del colegio Tirso de Molina continúa sin estabilizarse y el cribado sigue estos días, ampliado a los niveles de Infantil y Primaria y, con él, el rastreo alrededor de cada uno de los confirmados, para investigar contactos estrechos. Así que, después de un fin de semana de subida, queda por saber si la mejoría es un espejismo o si se consolida.


El brote en el Tirso, en Ferrol, afecta hasta el momento a 39 personas (en la comunidad educativa en sí se comunicaban ayer 34 y cuatro aulas cerradas). Se han hecho en torno a 540 pruebas, tanto en el centro como en los puntos de toma de muestras del Novoa Santos.


En los últimos días, Ferrol y Neda han registrado subida de casos, situándose el municipio nedense por encima de los 250 de incidencia acumulada a 14 días. Es el único que está en un nivel de riesgo extremo y el comité clínico ha decidido subirle las restricciones, de modo que, desde el viernes, cerrará el interior de la hostelería y solo se admiten desplazamientos a Sobrado, Soutomaior, Boborás, A Mezquita, Pontecesures y Arteixo.


Entre 150 y 250 de incidencia se sitúan Valdoviño y Mugardos, mientras que entre 50 y 150 están Ferrol, Narón, As Pontes, Pontedeume, Ortigueira, Cariño y Cabanas. En riesgo bajo se sitúan Fene, Cedeira y Ares y, sin ningún caso en dos semanas, los siete con menor población: San Sadurniño, Monfero, Mañón, A Capela, Moeche, Cerdido y As Somozas.


Los casos activos en las tres comarcas eran ayer 243, con 31 personas ingresadas, ocho de ellas, en la UCI.


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El gerente del Hospital Juan Cardona, Francisco Soriano, y su director médico, Miguel de Santiago | cedida


Ha habido tanto miedo que la gente no ha venido a Urgencias con enfermedades graves


El Hospital Juan Cardona padeció también el Covid en sus primeros embates, antes de llegar al acuerdo de derivar al Marcide los casos positivos y mantenerse así libre del coronavirus para complementar la actividad asistencial que fuese necesaria. Su gerente, Francisco Soriano, y su director médico, Miguel de Santiago, hacen balance de un año de cambios y destacan, sobre todo, “el esfuerzo del personal”. “Fue fundamental”, apunta De Santiago. “Tuvimos una planta Covid específica para estos pacientes y tuvimos sanitarios que asumieron su papel enfrentándose al virus con gran profesionalidad. En este hospital no se ha contagiado ningún profesional de Covid-19”.


Después de la primera ola, el Marcide (y cuando fue necesario también el Naval) asumió a todos los pacientes con SARS-CoV-2 y el papel del Cardona, como hospital privado con concierto con el Sergas, estuvo más relacionado con el resto de la atención médica. “En los momentos en los que ellos estaban saturados con la atención a la Covid-19 nos han mandado pacientes para operar, incluso, actividad quirúrgica que no podía esperar se ha hecho con médicos del Sergas en nuestro hospital”, apunta el director médico. “A día de hoy no tenemos ingresos Covid, si se detecta uno se traslada al hospital de referencia”.


El gerente, Francisco Soriano, destaca la puesta en marcha de medidas para garantizar la seguridad de los pacientes, acompañantes y profesionales. Además de la desinfección e higienización se han establecido circuitos diferenciados y se ha avanzado en protección y en gestión de residuos. “Lo que pretendemos es que se acuda al hospital con seguridad”.


Ese recelo hacia los centros sanitarios ha hecho bajar la afluencia a Urgencias. “Ha habido tanto miedo que mucha gente no ha venido a Urgencias con enfermedades graves y se ha quedado en casa con un infarto o con una apendicitis”, recuerda De Santiago. “En general, hay miedo a ir al hospital y se nota. Ahora los pacientes vienen cuando realmente se encuentran mal”, apunta.


Las medidas de protección han modificado también la atención pediátrica, ya que se han reducido las afecciones respiratorias entre los pequeños. “Si hace un año veíamos 60 niños en un día, ahora vemos muchos menos. Hay miedo pero sobre todo hay respeto, los ciudadanos cumplen las recomendaciones”.

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