Los ladrones tienen un filón con los futbolistas. Solo hace falta mirar el calendario de competición para saber cuándo dar el golpe en su casa, justo mientras la víctima está sobre el terreno de juego. Lo de que puedan tener familia que esté viendo el partido por la tele en el salón de la vivienda no parece ser un problema, se les retiene y punto. Esto es lo que sucedió la noche del domingo en la residencia de Ángel di María, al que en pleno partido sacaron del campo para avisarle de lo que pasaba en su casa. Y no era la primera vez. Como para plantearse cambiar de profesión.