Las dificultades que apreciamos para investir un presidente de gobierno, se asientan en dos derechos contrapuestos. Por un lado, el de los 8 millones de personas que han votado al PP, a no ser criminalizados por elegir esta opción. Por otro lado, el de buena parte de los más de 16 millones de ciudadanos que eligieron otras opciones, a que sus votos no terminen poniendo en el gobierno a un partido cuya conducta moral reprueban (el 54% de los españoles nunca votaría al PP).
Podríamos evitar esta situación emitiendo dos votos: uno en positivo, para señalar la opción deseada para gobernar. El otro en negativo, para identificar la opción que vetamos para gobernar, es decir, mediríamos tanto la adhesión como el rechazo. Salvo error por mi parte, esto no existe en ningún estado y además reconozco que es un simple ejercicio de ficción política, aunque no llegue a la categoría de disparate.