JAVIER Arenas ya está en la cuarta o quinta edad, pero cuando aún andaba por la segunda logró uno de sus mayores éxitos. El señorito campeón se fotografió en plena campaña electoral mientras un limpiabotas le lustraba el calzado. Otra andaluza, Carmen Calvo, está también por la labor del relumbrón, pero en su caso para que refulja su currículum. ZP le confió en su día el Ministerio de Cultura, desde el que dejó para la historia frases memorables: “No renuncio a mis vaqueros ni a nada. Cuando deje de ser ministra seguiré siendo yo, que es mi verdadero cargo” o “Me gusta madrugar para poder pasar más rato en el baño: allí leo el periódico, oigo la radio, oigo música y hablo por teléfono con alcaldes en bragas”. Ahora que Pedro “La sonrisa” Sánchez la ha recuperado para la primera línea política aprovecha la mínima oportunidad para engrandecer su leyenda. Después de que Torra pusiese los pelos de punta a medio mundo al anunciar su intención de “atacar al injusto Estado español”, ella se disfrazó de soldado de la ONU y llamó a la paz: “La frase es inaceptable, pero no se ha atacado al Estado español”. Hombre, sí, la República aún no bombardeó Madrid, pero si esas palabras no suponen un ataque a ver cuáles son las que entran en esa categoría.