El legado de Villalobos

SI a Esperanza “Metomentodo” Aguirre le costó retirarse más que a un torero, a su coetánea Celia “La cotorra” Villalobos le ocurrió lo mismo. Famosa desde que allá por 2001, cuando era ministra de Sanidad y desaconsejó hacer caldo con huesos de vaca, reforzó su popularidad en 2015 al conseguir el récord del Congreso en el Candy Crush –Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, intentó arrebatárselo, pero no lo logró–, vivió una prejubilación dorada como vicepresidenta de la Cámara, pero ni aun así se contenía. Ahora ni eso le queda; la han apartado de las listas electorales y se va para casa. Ella se lamenta y asegura que la han decapitado por ser sorayista. Y puede que algo de eso haya, pero no se quiere marchar sin hacer testamento y le ha metido un pelotazo en todos los morros a Casado a cuenta de su sucesor en la lista de Málaga, Pablo Montesinos: “¡Cuidado! Veremos si no le pasa como al Madrid, que mucho fichaje, pero ni Champions ni Liga”. Uy, que aún se quiere colocar en Carrusel Deportivo. 

El legado de Villalobos

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