TIEMPO DE ODIOS

Con la temporalidad, irrisoria y minúscula miga de un bollo de pan, y la emigración, copia funesta de los años sesenta, de jóvenes cruzando los Pirineos, la lista de demandantes de empleo decrece. Juego perverso de palabras con fondo de medias verdades asomando con estupor en esta estafa tan perfilada al uso de los de arriba. Un engañabobos. El españolito afincado en PP y PSOE, bastión de lo neoliberal, lo asume como noches de fin de semana en que el griterío y los vasos llenos de brebajes pretenden apagar esa sed de justicia, pan y trabajo.
Tiempo de vergüenzas en el hurgar y rascar los bolsillos del pueblo y el engorde de las listas de espera en Sanidad. Decía Antonio Machado aquello de que “una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Lo hiela y lo mata a dentelladas de recortes. Hay un cierto olor, suspendido en el aire, a pobre abandonado a su suerte. Tiempo de odios fundamentados del pueblo.

 

TIEMPO DE ODIOS

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