Adiós, imputado, adiós

Ahora que ya estábamos acostumbrados a utilizar el término, el calificativo, teniendo en cuenta su destinatario y las posibles connotaciones delictivas, van y nos lo cambian. Los señores imputados ya no serán tales, sino que pasaran a llamarse investigados en su fase inicial y, luego, encausados según avance el sumario que tengan abierto y por donde vayan las investigaciones en curso.
He recurrido a diversas fuentes para internar arrojar luz sobre el tema. El imputado es, en el Derecho Penal, la persona a la que se le atribuye la participación en un delito, siendo uno de los más relevantes sujetos del proceso. Se insiste en que el imputado “es un individuo que entra dentro de un proceso penal debido a las sospechas de que tenga implicación en la comisión del delito que se trata en el proceso”. Y otra más: “es toda persona a la que se le imputa la comisión de un hecho punible en el seno de una investigación judicial. Es el presunto autor a la espera de seguir investigando. Un imputado lo es desde que hay una resolución judicial que lo dice.
Sigo sin entenderlo. Para mí, un imputado es una persona que está siendo investigada, por lo que se da, por supuesto, que la nueva acepción ya reconocía esta figura. Tampoco me valen la explicaciones dadas por parte del responsable del Gobierno de que la figura del imputado era como una especie de “preculpabilidad” (cito textualmente). Y se da una vuelta de tuerca cuando se dice que con el término investigado se hacen las cosas de forma más coherente con la fase de investigación, al tiempo que –dijo el ministro– se fortalece la presunción de inocencia. Y yo le recuerdo a la máxima autoridad del Ministerio de Justicia que desde ese momento el imputado tiene derecho de defensa: puede ser oído, puede pedir pruebas, puede ver los autos (si no son actuaciones secretas), etc.
Lo cierto es que la figura del imputado estaba causando demasiada desazón en los partidos. Una especie de arma arrojadiza que han comenzado a utilizar en la campaña de los comicios andaluces y que, de no mediar esta decisión gubernamental, podría ser una especie de “y tú más”, a la hora de referirse a los imputados que figuran en las listas electorales.
De un plumazo se ha conseguido que las listas sean inmaculadas. No llevarán imputados. Todo lo más investigados, pero ya se sabe que la investigación parece que es menos “dolorosa” que la imputación que tanto han denunciado los líderes políticos, sin llegar a actuar de forma clara y contundente como le reclamaban muchos sectores de la sociedad. Ahora es con los imputados. Quizás mañana también lo sea eufemísticamente hablando con el termino corrupto. La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal puede ir dándonos sorpresas en los próximos meses. El partido del Gobierno la quiere tener aprobada en el verano. Después vendrán las presiones por los puestos de diputados y senadores. Los imputados, que como tales no serán reconocidos, también jugarán sus bazas. Muerto el término de imputado, démosle la bienvenida al de investigado. Seguro que no va a servir para mucho.

Adiós, imputado, adiós

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