TRASPASO DE DEBERES

El romance invernal que durante unas jornadas vivieron los comisionados de los Gobiernos saliente y entrante en el traspaso de poderes ha degenerado en fuente inagotable de sorpresas. Por lo que se va sabiendo, el proceso no fue tan modélico y ejemplar como tan taimadamente aseguraron los primeros y tan ingenuamente dieron por bueno los segundos.

Más que unos poderes, el exministro José Blanco ha hecho llegar a su sucesora en Fomento, Ana Pastor, todo un listado de deudas pendientes

Como se sabe, cinco días después de haber tomado posesión, el Gobierno de Mariano Rajoy pudo comprobar in situ que faltaban por consignar 20.000 millones de euros en las previsiones del déficit público. Y una semana más tarde ocurrió lo propio con el balance de la Seguridad Social: otros 668 millones que no habían sido comunicados.

Pero no terminaron ahí las sorpresas. Casi no se había sentado en su nuevo despacho, cuando en plena Navidad la ministra de Fomento, Ana Pastor, se acercó corriendo y de incógnito a Compostela para comunicar al presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, y al conselleiro de Infraestruturas, Agustín Hernández, la mala nueva de que las cuentas del AVE no estaban nada claras y que había mucha obra pendiente de pagar. De lo que cabe deducir que, entre eso y el tijeretazo de 1.600 millones en las disponibilidades del ministerio, muy probablemente habrá que elaborar un nuevo calendario para la llegada a Galicia de la alta velocidad.

Y ya tenemos a los socialistas patrios bramando y acusando al Ministerio de Fomento y a la Xunta de buscar excusas, dado que –a su juicio– detrás de los invocados problemas económicos se escondería la inconfesada pretensión de paralizar el proyecto. Al igual que ha sucedido con la desviación del déficit público, el PSdeG no argumenta con números en la mano que su partido y “su” anterior Gobierno han cumplido y que tales dificultades no existen, sino que se lanza a cargar ya culpas sobre terceros, que en este tema han sido poco más que unos meros invitados de piedra.

Muy mucho me temo, con todo, que al presidente Feijoo le va a acontecer en este terreno lo mismo que a Mariano Rajoy con lo del famoso déficit: que por no haber contado la realidad de las cosas mucho antes; es decir, por haber pasteleado o contemporizado más de la cuenta con el exministro José Blanco; por no haber sido claro cuando debía, ahora le puede estallar en las manos el irremediable incumplimiento no ya del 2015 como fecha para la conclusión de la obra, sino incluso el de 2018 que para curarse en salud la Xunta había puesto últimamente como horizonte más fiable.

Muy mucho me temo, en definitiva, que a la ministra Ana Pastor más que un traspaso de poderes en lo que al AVE a Galicia se refiere, el extitular de Fomento José Blanco le haya hecho en realidad un traspaso de deberes. Y no pequeños.

TRASPASO DE DEBERES

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