CAPARRÓS sufría un extraño problema hematológico: su sangre cambiaba de color. Cuando fichó por el Deportivo aseguró que por sus venas corría sangre blanquiazul; dos años después, al comprometerse con el Athletic de Bilbao, su sangre se había vuelto rojiblanca. Alfonso Pérez Muñoz, aquel delantero con nombre de campo del Getafe criado desde la cuna en el Madrid, afirmó durante su presentación como jugador del Barcelona que desde pequeño había sido culé. Ola John aún no había soltado las maletas y ya empezaba a demostrar su fe blanquiazul: “Babel me dijo que el equipo es una gran familia”; “Hélder Costa y Cavaleiro me hablaron muy bien del club”; “De pequeño seguía al Deportivo, porque Luque era uno de mis ídolos”... Como sepa jugar al fútbol, en dos días tendrá una peña en su honor.