LULÚ

Por más que Rajoy se ponga didáctico con sus “soluciones a la crisis” y nos explique que no hay otras a mí no me convence. Además me la refanfinfla. Seguro que a otros muchos, también. De lo único que estoy convencido, es de que pasará a la posteridad como el gobernante más nefasto para la clase trabajadora; el que más rebajó su nivel de vida (me refiero a la clase trabajadora, claro, no al suyo), pisoteó sus “derechos adquiridos”, y el que más mintió en una campaña electoral, pasándose por su escuálida entrepierna casi todos los artículos de su programa de gobierno. Resultado: al inventor de los viernes negros de rebajas, en casi cinco meses de gobierno le han-hemos mangado dos manifestaciones nacionales contra su actitud, aptitud, y su persona. Y más que le caerán. Un tipo que va a ver a la Merkel en estado de sumisión caniche no es digno de representar a su país ni la dignidad nacional.

Siendo –si somos– una economía demasiado grande para ser rescatada de su crisis financiero-bancaria-deudo-capitalista, debería haberle echado un par de huevos y haber puesto algunas condiciones para minimizar la represión económica impuesta por ella, aceptada y bendecida por él, a los españoles. Incluso a los que le votaron; pobres crédulos llevados a error por un engañabobos. Y esto –como decía un extinto socialista–se lo digo sin acritud. La prueba es que su “popularidad” cae como el plomo. A poco que se nos ponga ahí: ¡a la calle, neno!

 

LULÚ

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