El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el coste de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el político mequetrefe y corrupto”.
Hace unos 80 años que el dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brechht hizo esta atinada reflexión, que mantiene su vigencia. El próximo 26 de junio, habrá por desgracia cientos de miles de individuos que se quedarán en casa para poder quejarse de los políticos al día siguiente, presumir de ser demasiado listos para ser manipulados por los partidos y vocear que la culpa es de los que votan a los políticos..