Cada día nos levantamos y damos algunas cosas por ciertas, como que tendremos ciertos servicios básicos a nuestra disposición, sin siquiera plantearnos las consecuencias de su carencia. Estos días nos sorprendió que en ferrolterra tuviésemos que privarnos del agua, elemento natural y esencial paradigmático. De repente los ciudadanos entramos en shock, cunde un generalizado desasosiego y nos lanzamos furibundos a aprovisionarnos en todo tipo de supermercados y tiendas, a pesar de que todos sabemos que, en el peor de los casos, el problema no pasará de unos días y que no habrá lugar al desabastecimiento. Pero es un toque de atención para nuestras acomodadas vidas, a nuestra falta de conciencia sobre el valor de las cosas más básicas, su importancia, sus límites, su coste. Siempre es bueno recibir baños de humildad y comprender que tenemos que cuidar nuestro entorno, la naturaleza, el medio ambiente y que nuestros impuestos, no solo no deben despilfarrarse, sino priorizarse para garantizar estos fines realmente importantes y esenciales para la vida.