De vuelta en África

hace unos días se celebró en Sochi un encuentro que a pesar de ser casi silenciado por los medios europeos no le resta importancia a su significado. Estamos hablando de la cumbre Rusia-África.

A orillas del Mar Negro se reunieron en esa ciudad rusa representantes de más de 50 países africanos. Por lo tanto, no fue una reunión cualquiera, de esas que nos tienen acostumbrados en Bruselas, sino el regreso de Moscú a ese continente. Lo ocurrido fue como una especie de  presentación oficial por parte de Rusia ante los países africanos; continente que había sido abandonado por ella tras la caída la URSS.

Aunque ese retorno ya había empezado con Egipto. Las consecuencias resultantes de la llamada “primavera árabe”, que se llevó por delante a Hosni Mubarak y a Mohamed Morsi, éste último elegido democráticamente y sacado del poder  (2013) mediante un golpe de Estado encabezado por el general Abdel Fatah Al-Sisi, favoreció la vuelta de los rusos al país de los faraones.

Este militar golpista sería elegido más tarde presidente en un proceso electoral que él mismo convocó; ahora está en su segundo mandato. Decepcionado con la política llevada a cabo por el ex presidente Obama hacia su aliado egipcio, sintió, según sus palabras, que  habían sido abandonados a su suerte en aquella repentina y extraña primavera. Al parecer eso fue decisivo a la hora de reconfigurar el nuevo acercamiento a Moscú, tanto en el plano económico como en el militar, por lo tanto, no fue casualidad que la cumbre de Sochi estuviera copresidida por él.

Todo eso indica que la amistad ruso-egipcia parece estar floreciendo de nuevo. Tan es así, que el presidente egipcio cerró un importante acuerdo estratégico con los rusos, alquilándoles un área de unos 20 kilómetros cuadrados en la zona del canal de Suez, al este de Port Said, destinada a fines industriales. Se dice que se crearán allí unos 35.000 puestos de trabajo y una facturación de productos acabados cercana a los 12.000 millones de dólares. Según parece, el plan del gobierno egipcio es modernizar el área del canal, ofreciendo parques industriales no solo a Rusia, sino también a China, incluso a Italia.

Moscú planea fabricar en ese lugar camiones, tractores agrícolas, productos petroquímicos y materiales de construcción. El acuerdo tiene una vigencia de 50 años, renovado automáticamente si ninguna de las partes pone objeción. Además, en el marco de esa asociación estratégica los rusos acordaron construir la primera central nuclear egipcia en el área de Dabaa. La puesta en marcha del primer reactor está prevista para el 2026.

Es obvio que Egipto le está sirviendo a Moscú de una especie de puente en su vuelta al continente. Un continente importante desde varios puntos de vista. Aquí hay que subrayar que en los tiempos soviéticos la relación con esos países era más que nada una cuestión ideológica, sin embargo, hoy tienen más peso la económica y la geopolítica que otro tipo de consideraciones. Además, hay otro detalle que en este breve análisis no se puede dejar de lado. Los rusos están aprendiendo de los chinos en eso de “ganar-ganar”, en la que salen beneficiadas todas las partes; una visión diferente a la occidental y que tanto nos cuesta  entender.  

Por otro lado, el relato europeo nos dice que África no tiene futuro, que la pobreza y la corrupción no dejarán que esos países salgan del agujero, sin embargo, ni chinos ni rusos piensan eso. Ellos creen que el PIB de África puede alcanzar en el año 2050 la nada despreciable suma de 29 billones de dólares.

Por lo pronto Moscú les condonó una deuda de 20.000 millones de dólares que habían contraída en préstamos durante el período de la URSS, porque aunque no les cobraba intereses la deuda existía. Esa condonación, además de que los rusos no tuvieron nada que ver con el colonialismo europeo en la región, les facilita una avanzada geopolítica importante y a sus empresas más oportunidades  que las de sus competidores europeos.

Algunos dicen que los intereses rusos chocarán allí con los chinos, aunque las evidencias demuestran que hasta ahora se complementan. De momento solo se puede decir que están  de vuelta.

 

De vuelta en África

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