Las mareas hacen aguas

En pocas semanas se cumplirá el primer año de los gobiernos municipales, autodenominados gobiernos del cambio. Tienen razón. Son el cambio, el cambio a peor. Ni en Ferrol, ni en A Coruña ni en Santiago, los alcaldes rebeldes han sido capaces de cumplir ni una sola de sus promesas. Los que criticaban injustamente la inacción de los gobiernos anteriores frente a los desahucios son los que ahora se empeñan en explicar que carecen de competencias en el asunto. Son los que prometieron la renta social, y once meses después, la única renta que perciben las personas en situación de riesgo de exclusión social es la Risga de la Xunta, esa que estableció en Galicia un gobierno del PP, y esa a la que las arcas autonómicas le destinan hoy un 60% más de recursos que cuando en Galicia gobernaba el fallido bipartito. Pues bien, incumplidas de forma flagrante sus promesas, las Mareas urbanas se empeñan ahora en responsabilizar a terceros de sus fracasos. En Ferrol, Jorge Suárez se excusa detrás de Sestayo y del PSOE, a quien trata de responsabilizar de su falta de liderazgo. En A Coruña, Xulio Ferreiro culpa a socialistas y nacionalitas de su imposibilidad para llegar a acuerdos, mientras es incapaz de abrir el tunel de La Marina en tiempo y forma; y en Santiago, con un Martiño Noriega más preocupado en la eterna sucesión de Beiras que en los problemas de la capital de Galicia, la ciudad se llena de baches, ante la indiferencia e incapacidad del gobierno rebelde que ha tardado meses en poner a andar los comedores escolares. 
Las Mareas hacen aguas. No han cumplido ni su primer año, y ya han demostrado su incapacidad para resolver el más nimio de los problemas. El Varoufakis coruñés, no es capaz de aprobar presupuestos.  Los amigos de Chávez y Maduro en Ferrol se enredan contra la monarquía parlamentaria, y contra la Semana Santa, pero de proponer soluciones contra el paro, de eso, nada de nada. Lo suyo es la protesta. Los herederos de los indignados, y los que se erigían en representantes de los ciudadanos “do común”, solo se representan a si mismos. Han defraudado a propios y extraños, y por eso, ya nadie espera nada de sus gobiernos. Ni siquiera los que los han votado. Ya todo el mundo sabe que las Mareas hacen aguas. Que el cambio era esto, el cambio a peor. El cambio hacia ninguna parte.

Las mareas hacen aguas

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