Carmen Tagle

Una mujer en la colina de una tristeza insoportable; la de reconocer que ayer no supimos protegerla y hoy honrarla. La asesinaron un septiembre como este y en este apenas la recordamos. Como aquel, como siempre, no saber cuidar ni respetar a los valerosos es la esencia de ese eterno retorno a la infamia que es y ha sido la lucha contra ETA.

Carmen Tagle era fiscal de la Audiencia Nacional, esa casa de justicia que se creó para proteger a jueces y fiscales del terror de las organizaciones terroristas y mafiosas. En ella trabajaba y al salir de ella la mataron. 

No llevaba escolta pese a estar directamente implicada en la lucha contra ETA. Al fracaso de tener que habilitar espacios en la sombra para quienes velan por la luz de la legalidad se suma la indignidad de permitir que burlasen esa seguridad y atentasen contra la integidad de sus miembros. 

Carmen fue asesinada por decisión personal de los jefecillos de la organización que se sintieron insultados por su arrojo y quizá por su condición de mujer, esa fue la inquina y esa la razón por la que la espiaron y asesinaron según narra su compañero Baltasar Garzón. 

El ego de Josu Ternera y la testosterona de Santi Potros movieron los hilos del crimen. Fuimos nosotros los que lo sumamos a la “dudosa mística” de la causa vasca y al haber sangriento de sus malditos muñidores y también los que ahora la damos por amortizada en favor de una victoria que sabe a derrota.

Carmen Tagle

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