El espectacular ridículo del rebautizo de dos calles

¡Qué afán por ser correctos y menuda forma de hacer el ridículo! Los socialistas madrileños se apuntaron a la moda impuesta por el Gobierno de la abuela Carmena de rebautizar calles y propusieron que Sancho Dávila pasase a llamarse Miguel de Molina. Efectivamente un tal Sancho Dávila, falangista él, le metió una tunda a Miguel de Molina “por rojo y maricón” a principios de los cuarenta, pero el Sancho Dávila que da nombre a la calle es otro, un noble del siglo XVII y la calle se llama así desde 1887. Por su parte, el Ayuntamiento de Valencia ha decidido retirar del nomenclátor la calle del Matrimonio Alcántara Ríos pata eliminar los vestigios franquistas. Un bisnieto de los Alcánta Ríos ha recordado que no eran franquistas, sino que fueron asesinados por unos anarquistas por el hecho de ser católicos... ¡Vaya ridículo, Dios mío!

El espectacular ridículo del rebautizo de dos calles

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