Británicos y españoles resultan ser los ciudadanos más preocupados por la COVID-19. Les siguen en esta clasificación norteamericanos, alemanes, suecos, australianos y japoneses. Cierran la tabla Italia, México y Corea del Sur. Así al menos lo ha reflejado un estudio llevado a cabo en diez países por un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y publicado ahora por la revista académica Journal of Risk Research especializada en análisis de riesgos.
El trabajo de campo se hizo desde mediados de marzo a mediados de abril. Y ha sorprendido el bajo nivel de inquietud de los italianos, habiendo sido este país el epicentro de la pandemia en Europa. De todas formas, los investigadores concluyen que a mayor desazón por el virus, mayor era la predisposición a aumentar los comportamientos protectores.
Parece una conclusión lógica, pero que aquí, en nuestra ciudad, ha sido en buena medida puesta en cuestión por la realidad de las cosas. A decir verdad y por lo que se puede observar por la calle, los mayores están siendo los más observantes de las prácticas y recomendaciones de protección. Tal vez por lo mucho que se les ha repetido su condición de grupo de riesgo. Los demás se están mostrando en líneas generales bastante permisivos al respecto.
La irrupción en paseos marítimos y terrazas –por culpa en este caso, me parece, más de los usuarios que de los propietarios de los establecimientos– así lo ha demostrado desde el minuto uno de la desescalada, hasta el punto de que las autoridades locales han tenido que redoblar vigilancia y sanciones.
Los datos de la primera oleada del estudio de seroprevalencia NCovid diseñado por el Instituto de Salud Carlos III y hechos públicos por el Ministerio de Sanidad, revelan, sí, que el virus ha circulado poco, pero también que como país estamos muy lejos de la inmunidad de grupo o también llamada inmunidad de rebaño.
Sólo el 5 por ciento de la población ha desarrollado anticuerpos y en los test mucho asintomático ha dado positivo. Queda, por tanto, mucha población susceptible a la infección, ahora y sobre todo si llegara a producirse un rebrote. No es como para lanzar las campanas al vuelo.
Se trata, como digo, de la primera tanda de conclusiones, pues en la información facilitada no se han incluido los resultados de la segunda prueba prevista, ya más ajustada –con extracción de sangre- pero que no está terminada para la totalidad de los convocados a la misma. Habrá que esperar, pues, a las conclusiones definitivas.
“Sentidiño”, clama la Xunta en su publicidad institucional. “Non tiremos pola borda o traballo feito ata agora”. No relajarse en las precauciones. Mantener la distancia de seguridad en cualquier lugar con gente; lavarse las manos con frecuencia al menos durante un minuto y utilizar mascarilla siempre que no se pueda mantener tal distancia, siguen siendo recomendaciones y cumplimientos imprescindibles.