Torra está tan cómodo en su papel de mosca cojonera que ni una pandemia mundial lo aplaca. Eso, y su inconmensurable ego, que también tiene algo que ver en esto. Por eso tiene pensado reclamarle a Pedro Sánchez en la conferencia de presidentes autonómicos de hoy que le deje ser a él la autoridad del estado de alarma en Cataluña. Lo de acatar órdenes se la da entre mal y fatal, sobre todo, si vienen de parte del Estado español opresor, y lo de no estar cada día en el centro de los focos tampoco lo lleva bien. Un jefe como él no puede quedarse de brazos cruzados mientras ve cómo otros toman las decisiones en su territorio. Solo ve tres soluciones: ser la autoridad competente, que el Gobierno levante el estado de alarma en todo el país o que lo levante en su autonomía –y en alguna más si quiere, tampoco se va a oponer–. Dice que ya hay otros presidentes que apoyan su idea. Si es que un líder.