Derecho a la esperanza

Los indicadores proceden de varias fuentes. Y  aunque sea preciso  esperar todavía un poco  para poder hablar de “inflexión consolidada”, lo cierto es que todos ellos avalan, aun con las debidas cautelas, un cierto derecho a la esperanza.
Todo apunta, en efecto, a una incipiente recuperación económica, tal como lo dejan vislumbrar  la caída de la prima de riesgo, el avance del mercado laboral con el mejor agosto desde el año 2000,  la creciente confianza en España de los inversores internacionales, el repunte del sector servicios por primera vez en dos años, y la favorable evolución del sector exterior y de las exportaciones, con su primer superávit semestral desde hace algo más de dos décadas.
Tan es así que hasta Rubalcaba lo admite. “Es verdad –ha dicho-  que existen síntomas de recuperación…Lo peor de la crisis ha pasado... Hemos dejado de caer y ahora lo que hay que ver es cómo crecemos para no pasar de la recesión al estancamiento”.
 A continuación, y como no podía ser de otra forma, el secretario general del Partido Socialista y líder de la oposición ha añadido sus habituales “peros”, alguno tan pasmoso como ese según el cual la mejoría se ha producido “a pesar” de las medidas del Gobierno. La gran asignatura pendiente sería, pues,  la normalización del crédito.
Con todo, los observadores coinciden en señalar un antes y un después en la táctica del Partido Socialista, luego de que Rubalcaba haya concluido que es inútil seguir negando la realidad, dejando al Gobierno colocarse en solitario  las medallas de la recuperación económica.
Incluso se dice presto a pactar con el PP una serie de medidas para combatir la corrupción. Es de suponer, no obstante, que sin soltar la presa del caso Bárcenas, el PSOE centrará  la batalla en temas sociales, como la reforma de las pensiones, consciente de que en ella se juegan casi nueve millones de votos.
Habrá que señalar finalmente que en esta senda de la recuperación económica España no camina en solitario. Hasta la OCDE, tan ceniza muchas veces en sus previsiones, se muestra ligeramente optimista y cree que Europa empieza a salir de la crisis. Y ya hay quien vislumbra todo un cambio de ciclo.
Puede parecer demasiado. Pero  cierto es  que la recuperación ha llegado no ya a Estados Unidos, donde se aprecia desde hace un año, sino también a Europa,  con  Alemania y Francia tirando del carro.
En realidad, hasta nuestra atribulada vecina Portugal ha tenido el mayor índice de crecimiento de la eurozona. Sólo Grecia sigue estancada. En nuestro país  la designación de Madrid como sede de los Juegos de 2020 hubiera dado ya mismo un impulso significativo.
Pero, en fin, los designios del COI son inescrutables.

Derecho a la esperanza

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