A Javier Arenas, que ya está en la tercera o en la cuarta edad, no se le puede negar el tesón, pues se tiró treinta o cuarenta años intentando recuperar Andalucía y Sevilla para el PP; no lo consiguió, pero él lo intentaba. El señorito campeón, uno de cuyos mayores éxitos fue dejarse fotografiar en plena campaña electoral mientras un limpiabotas le lustraba el calzado, se perfiló incluso como el candidato del Partido Popular a la Alcaldía de Sevilla, en las últimas municipales porque... “no hay más alternativas”. Demoledor. Savia nueva para la política. Pero el tipo debe ser tan tesonero como discreto, ya que en todas esas décadas nunca se sospechó que fuese un peixe. Tuvo que llegar María Dolores de Cospedal a la secretaría general del PP para que le diese en la nariz que cheiraba a Bens, o como se diga por las Españas. Pero en vez de disfrazarse de Jessica Fletcher e investigarlo, encargó al excomisario Villarejo que lo hiciese. Han salido a la luz las grabaciones con la encomienda y ella alega que simplemente hizo su trabajo. ¡Qué trabajo más raro ese de secretaria general del PP!