LAS espadas estaban en todo lo alto y de repente ha caído un jarro de agua fría sobre el Deportivo; ha sido con un remate a bocajarro: casi 22 millones de euros han pasado a ser deuda privilegiada, que el club tendrá que pagar a Hacienda con diligencia y sin quita. Tino preveía tres años más de penuria hasta que se conoció la decisión del Supremo; ahora ya piensa en seis. ¡Qué se le va a hacer! Seis años más deambulando por la cola de la clasificación, pero, eso sí, con una afición disfrutando más cuando se le gane a un grande que si una victoria así se lograse cada dos días.