Lo de Nadia Calviño, la próxima vicepresidenta económico del Gobierno si se cumple la amenaza de Pedro Sánchez y, al mismo tiempo, consigue repetir como inquilino de La Moncloa, comienza a parecerse demasiado a lo que hizo Pedro Solbes.
En aquel recordado debate económico con Pizarro, cuando el popular alertaba de la crisis que se avecinaba, el ministro de Zapatero negó la mayor, no tres, como San Pedro, sino decenas de veces, que caminábamos hacia el abismo económico.
El resultado fue el que fue, Pizarro se marchó a su casa, Solbes repitió como ministro y España estuvo al borde del “default” o, lo que es lo mismo, de seguir los pasos de Grecia con una intervención completa de los hombres de negro de Bruselas.
Pues eso, que a estas alturas Nadia Calviño cuestione las previsiones de crecimiento hechas para España desde la Unión Europea se antoja como un desmentido que lo que busca es el posible rédito electoral que pueda dar el negar que caminamos, cuando menos, a una ralentización grave del crecimiento económico.
Bruselas sitúa el incremento en un 1,9% y lo hace después de que en julio hubiera revisado al alza los indicadores, situándolos en un 2,3%. La ministra considera que la UE se está olvidando de los últimos datos estadísticos, que son ligeramente más positivos y cifra el crecimiento en un 2,1%. La verdad es que ese 0,2% de diferencia importa muy poco a la mayoría de los españoles (seguro que hay algunos muy afectados, pero serán los menos), pero resulta significativo que, una vez más, un ministro socialista se apremie a negar, en vísperas electorales, lo que todo el mundo da por hecho, y es que Europa camina hacia una nueva crisis económica