El lunes que está triste y azul

Resulta que ayer, por si no se había dado cuenta, fue el día más triste del año. Blue Monday, que le llaman los anglosajones que son los que, al fin y al cabo, tuvieron la idea. El día no está elegido al azar, sino atendiendo a una fórmula matemática creada por el psicólogo Cliff Arnall que incluye, entre otras variables, el salario, la baja motivación, la sensación de necesitar un cambio y el tiempo en tres formas distintas: el meteorológico, el que ha pasado desde Navidad y el tiempo que hace que se incumplen los propósitos de Año Nuevo. Calculando todo esto y tratando de evitar decimales del tipo “depende” resulta que el tercer lunes de enero es el día más triste del año. Claro que como la cosa terminó sirviendo para que la agencia de viajes Sky Travel vendiera escapadas para animar el Blue Monday hay por ahí mucho malpensado que cree que, en realidad, todo es un truco de marketing para que nos pongamos a comprar, que eso siempre anima. 
Los expertos alertan de que no debemos confundir tristeza, que es lo que siempre se ha llamado “tener un día tonto”, con depresión, que requiere tratamiento y tomárselo más en serio. Para la tristeza, los remedios son sencillos: darse un capricho, meterse pronto en la cama y pensar que mañana empieza otro día. Eso y escapar como si fuera la peste de ese amigo o amiga que machaconamente repite la frase “tienes que ser más positivo” y se empeña en mandarte powerpoints llenos de puestas de sol y gatitos. Si, además, llega al punto de enviar frases de Paulo Coelho, lo más inteligente sería excusarse con un traslado de residencia a la República Democrática del Congo y, por supuesto, borrarlo del Facebook. 
Es cierto que, debido a la falta de luz natural, a la lluvia y al poso que dejan las fiestas navideñas, ya sea en exceso de kilos o de facturas, en esta época es bastante fácil tener días tristes, ya se llamen Blue Monday o no. 
En realidad, lo del Monday podemos dejarlo porque es verdad que los lunes son muy chungos pero, teniendo en cuenta el estado de las cuentas corrientes de muchos en estos momentos, quizás lo más indicado sería cambiar el azul por el rojo. En España, que también nos da por ponerle nombre a las cosas, a eso le llamamos Cuesta de Enero, que es más prosaico pero también tiene su encanto.

El lunes que está triste y azul

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