La única explicación a la campaña de Rivera empecinado en su veto a Rajoy (y a Soraya, y a Cospedal y luego ya veremos a quién) es que piense en captar votos por el lado del PSOE, a quienes y aún menos a su líder Sánchez dedica siquiera un pellizquito de monja. La imagen resultante es que sigue atado al pacto, tan pomposamente anunciado como tan estrepitosamente derrotado, firmado con los socialistas y donde Rivera perdió su papel equidistante para, encollerado a Sánchez, comparecer como su escudero y actuar como su portaestandarte. Parece que en ello sigue.
A Ciudadanos en las campañas parece sobrarles un tiempo. El primero lo juegan bien y se supone que van a marcar un cesto de goles. Sucedió en las autonómicas, sucedió en las pasadas generales y lleva trazas de que les va a pasar lo mismo en estas. Su líder estuvo bien en el debate a cuatro, aunque a juicio de algunos y mío pecó de esa agresividad contra Rajoy y de olvido interesado de los ERE y otras “cosillas” de sus socios. Pero salió mejor que entraba y ello supuso que las expectativas reverdecieran. Pero este segundo tiempo las está volviendo a agostar de manera creciente. Da la impresión de que se les acaba el repertorio, que comienza a sonar a huero y que mejor que piten la hora cuanto antes.
Rivera se presentó ante los españoles como un factor clave de estabilidad constitucional y ello resultó uno de sus mensajes más atrayentes. De él no se esperaban vetos en el terreno de las grandes cuestiones y de los grandes acuerdos. Pretender comenzar al estilo Sánchez, todo parece pegarse como dice el refrán, transformando su no, no, y no en ni tú, ni tú ni tú tampoco, no parece apropiado para iniciar el dialogo. Y menos cuando no están contados los votos ni las actas ni cual va a ser el número de jugadores en el campo.
La táctica de Ciudadanos anunciando previamente sus vetos personales solo está logrando facilitar el mensaje de quien pretende desahuciar. Rajoy, en la entrevista que me concedió para los medios de Promecal, me dio con ello el titular: “El candidato del señor Rivera fue ayer, y sigue siendo hoy, el señor Sánchez”.