Los placeros tienen razón

Desde hace ya algún tiempo los placeros de Santa Lucía vienen desarrollando una lucha por su supervivencia, que el Ayuntamiento ignora. Y no es de ahora con esta corporación, ya viene de lejos; nunca han sido debidamente oídos, se les impusieron los dictados municipales sin ningún tipo de negociación. Es como cuando uno llega a comer y le dicen hay lentejas, si quieres las tomas y si no, las dejas. Algo parecido acontece con estos sufridos placeros, que tratan de ganarse el pan con sacrificio y mucho trabajo colectivo. Lo malo es que cada vez son menos debido a que es tan grande la penuria que prefieren abandonar y dejar el mercado a seguir en un barco sin rumbo. Los que siguen en la brega lo hacen con tesón, defendiendo su derecho a estar allí y a ser considerados como unos contribuyentes que pagan sus impuestos y demás gabelas anexas. Por tanto, el Ayuntamiento debe velar por ellos y por sus condiciones de trabajo, así como adecentar el lugar para servicio de los compradores que acuden al mercado, que lleva en la zona muchos años, tantos como los que lleva desaparecida la antigua plaza que dio lugar al nacimiento y urbanización de la zona que ocupaba.
Los placeros se sienten abandonados y temen que jamás haya obras en el lugar que ocupan. El solar alternativo no es suficiente para que puedan defender sus puestos holgadamente. El lugar no es el propicio para la instalación de un mercado público; no tiene la superficie adecuada y los vecinos no acudirán a un extremo de la zona. El cogollo del mercado está en el punto que ahora ocupa, el centro del barrio y a mano de todos los vecinos. Por tanto el Ayuntamiento no tiene razón en el pulso que mantiene con ellos, ni tampoco con la Xunta sobre la instalación a su antojo del ambulatorio de Santa Lucía. Son dos temas unidos y diferentes, que más bien representan un empeño de la alcaldía en querer cerrar el mercado y dedicarlo a otro cometido. ¿A saber cuál?
Nadie sabe quién es el culpable o los culpables. Lo cierto es que los placeros y el vecindario están con un mercado en mínimos y que deja mucho que desear para decir que es un mercado público y sin centro de salud, debido a que la Alcaldía no está por la labor de negociar y establecer un plan de hacer un mercado al gusto de los placeros y sus vecinos, así como un ambulatorio a la medida del barrio y a gusto con el vecindario. Da la impresión que el Ayuntamiento reparte lentejas para todos, como plato único: o se hace como digo o no se hace, pero la vida ni es de un color ni de otro, es simplemente velar por los intereses de los ciudadanos, que es algo que parece no entender la corporación.
No cabe duda de que un mercado debidamente acondicionado y acompañado del centro de salud sería un gran acicate para los placeros y un punto de partida para recuperar el barrio, necesitado de evitar decadencia. Solo cabe la posibilidad de que la Alcaldía decida valorar lo que tiene entre manos y dar luz verde a lo que los placeros le piden.

Los placeros tienen razón

Te puede interesar