Cada vez, menos húmeda

Por fin ha llovido estos días últimos. Con distribución territorial e intensidad irregulares, eso  sí.  Afortunadamente no hemos padecido la pertinaz canícula de otras latitudes que, según el Servicio de Cambio climático de la UE, ha hecho de julio pasado el mes con temperatura media mundial más alta conocida desde que en 1880 comenzaron los registros fiables.  

De todas formas, si usted vive en A Coruña y cree que cada vez llueve menos, tiene razón. Si vive en Asturias y tiene la sensación de que cada vez llueve más, también tiene razón. Y si es vecino del centro de Madrid y estima que todo sigue igual, su percepción es correcta. 

Al menos de tal forma cabe deducirlo del reciente informe presentado por el Observatorio de la Sostenibilidad sobre la evolución de las precipitaciones en España, elaborado en base a datos de la Agencia estatal de Meteorología (AEMET) de los últimos cincuenta y tres años; en concreto, entre 1965 y 2018. ¿Principales conclusiones? 

En el conjunto del país, a nivel agregado, no ha habido grandes cambios. Las precipitaciones son similares a las de hace unos años, analizando tanto las series anuales como las mensuales. Es decir, que no existe una tendencia significativa ni de aumento ni de disminución. Pero un examen por territorios revela fuertes contrastes que, en muchos casos, son indicadores de una propensión digna de interés.

Por comunidades, los datos corresponden al periodo entre 1981 y 2018 y entre ellos destaca la fuerte disminución de las precipitaciones en Galicia (con una pendiente o tasa de variación de -1,54) y en Canarias (-0,76). En el extremo opuesto, las regiones donde ha aumentado de forma más notable han sido Asturias (5,03), Navarra (3,74) y Cantabria (3,34), seguidas de Baleares, Extremadura y País Vasco. El resto la ha incrementado, pero de manera más suave.

Por provincias, las cuatro gallegas, encabezadas por Pontevedra, se sitúan entre las nueve que más han visto reducir las precipitaciones en los últimos treinta y ocho años. En esos primeros puestos se sitúan también León, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Ávila y Lleida. Al tiempo, las demarcaciones de la vertiente cantábrica experimentan una tendencia contraria: cada vez llueve más. Después de Asturias, quienes han experimentado un mayor incremento en esta línea han sido Guipúzcoa, Navarra y Cantabria. 

Los autores del informe incluyen como información complementaria un mapa con las precipitaciones previstas para 2050 según el peor escenario posible de los previstos. Significativo resulta que los fenómenos de inundaciones asociados a gota fría se harán más intensos y frecuentes. Y que la reducción de la precipitación será la tónica general, que se hará muy grave en el cuadrante noroeste. 
Aquello, pues, de la verde y húmeda Galicia de los viejos textos escolares va camino -a medio y largo plazo- de convertirse en un tópico superado por la realidad de los datos.

Cada vez, menos húmeda

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