Como recordó el viernes la vicepresidenta, Carmen Calvo, el Gobierno sigue en ejercicio hasta el día después de las elecciones y, por tanto, hasta esa fecha, seguirá la cascada de Decretos leyes con toda suerte de medidas sociales. Es una eficaz forma de campaña electoral sin eslóganes, ni vallas publicitarias, ni banderolas. Al futuro votante se le anuncia lo que Pedro Sánchez está dispuesto a hacer si con su voto reválida el mandato en la Moncloa. Incluso, si la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados tumba alguno de estos Decretos que se aprobarán en los Consejos de Ministros de los viernes, se podrá utilizar como argumento electoral: “Ven ustedes como la derecha no está dispuesta a revertir los derechos perdidos por la crisis...”. De los tres últimos, sólo el referido a las medidas frente a un Brexit sin acuerdo, tiene justificación en función de la urgencia de legislar mediante Real Decreto. El permiso de residencia a los británicos afincados en España es imprescindible cara a que a los españoles en el Reino Unido reciban el mismo trato. Pero la ampliación del permiso de paternidad en tres fases para que las parejas compartan la crianza de los hijos recién nacidos, así como el referido a los alquileres, corren el riego de no ser convalidados en el Congreso después de haber entrado en vigor tras su publicación en el BOE. Quedarían así en un limbo jurídico los contratos firmados desde su entrada en vigor hasta su derogación. Y lo que es peor, crearían una verdadera frustración a los que confían en mejorar las condiciones de su alquiler. Pero en campaña electoral vale todo. Prometer lo imposible, legislar sin memoria económica, poner en almoneda el pago de impuestos, y cargarse proyectos de ley solo por fastidiar las expectativas del adversario.
Queda pendiente la exhumación de los restos de Franco que, a este paso, se quedarán en Cuelgamuros hasta que la estructura del horrendo mausoleo se venga abajo por falta de mantenimiento. Bajo las ruinas se mezclarán los huesos de fusilados y verdugos, cerrando así cualquier intento de respeto a la memoria histórica. Queda también por cumplir la reiterada promesa de derogar la Reforma Laboral de Rajoy. Pero la falta de acuerdo de los agentes sociales --sobre todo, la resistencia numantina de la patronal-- puede convertir el empeño en un nuevo fiasco de fin de ciclo. Y no será porque los sindicatos no lo hayan reclamado en los ocho meses del Gobierno surgido de la moción de censura. La Unión Europea ha apercibido estas últimas semanas a España por las tremendas desigualdades sociales que afectan a la sociedad como consecuencia de los recortes de la crisis. Pero se olvidan de que fueron las medidas impuestas por Bruselas y Angela Merkel las que han provocado la degradación de los derechos sociales desde hace más de diez años. El crecimiento sostenido de la economía española no ha servido para acabar con las desigualdades sino que estas se acrecienten cada vez más. El voto, sin embargo, a partidos de izquierdas cómo Podemos no crece, de lo que se deduce que si el PSOE gana las elecciones será por el miedo a la irrupción de la extrema derecha de VOX, más que por la cascada de Reales Decretos con los que quieren adornar el fin de esta legislatura.