En Marea se diluye tras reconocer que su proyecto está agotado. A toro pasado es fácil decir que lo suyo era la crónica de una muerte anunciada, pero no eran tantos los que le ponían fecha de caducidad cuando llegó a ser la segunda fuerza política de Galicia. Quizá sea más acertado decir que murió de éxito, con demasiados egos enfrentados, muchas ansias de hacerse un hueco en la política nacional y una gestión interna imposible. Acabada su etapa, se van con el mensaje de que los participantes en el movimiento reflexionen sobre los problemas de la sociedad gallega y sigan luchando por los valores que inspiraron en su día la creación del partido instrumental. Se dirigen, especialmente, a las mareas locales. Seguro que no les viene mal recordar cuáles eran sus fundamentos.