EL todopoderoso Caballero, don Abel, lleva colgado del cinto un Magnum 45 para imponer la ley a este lado del río Lagares: “Voy a acabar con la inseguridad en las ferias. Los delincuentes no van a tener respiro”. El concejal santiagués de Espazos Cidadáns, Jorge Duarte, pacifista como todo buen mareante, no utiliza armas para imponer la ley a este lado del Sar; simplemente se niega a firmar la orden de cierre de un bar que excedió el aforo máximo, pese a que esa es la sanción que prevé la ley. Los técnicos propusieron entonces que se impusiese al local una multa de 10.000 euros y el edil también dijo inicialmente que no, ya que le parecía una cantidad muy elevada. La Fiscalía ya ha entrado en el asunto por si Duarte dio trato de favor a determinados bares. Pues menos mal que el concejal es un apóstol de la nueva política, porque si no...