Maltratados

“La ciudad está llena de oportunidades, me dijeron. ¿Dónde están?, les pregunté, yo sólo consigo trabajos mal pagados. Así es, prosiguieron, tú eres una de esas oportunidades para los que te contratan…”. Es el texto de una viñeta de El Roto en la que un joven recién llegado al mercado de trabajo reflexiona en voz alta sobre su situación laboral, es decir, sobre el trabajo que aporta y el salario que recibe.
Texto cruel, pero real como la vida misma. Ese joven representa a miles de colegas que trabajan en precario por la inestabilidad de sus contratos y por la precariedad de sus salarios. Por ejemplo Cristina A., 28 años, diseñadora titulada, que trabaja cuatro horas diarias -algunos días pueden ser ocho- por 400 euros y a libre disposición de la empresa que es la que fija de un día para otro, si esas horas van a ser por la mañana o por la tarde.
O Manuel C., 33 años, ingeniero industrial, dos masters y tres idiomas, que está de dependiente de un estanco 10 horas diarias por 700 euros; o Jorge P., 29 años, licenciado en historia que reparte pizzas tres horas a mediodía y tres a la noche por 500 euros. O Carmen B., 27 años, odontóloga que hace prácticas en una clínica por las mañanas sin retribución y por la noche sirve copas durante tres horas. Le dan 400 euros.
Son ejemplos de maltrato laboral al capital humano formado en las universidades o centros de formación profesional con brillantes expedientes académicos. Ellos sufren el deterioro de los empleos trabajando en condiciones abusivas y cobran unos sueldos miserables, que son las dos características del mercado de trabajo en esta crisis, sobre todo después de la reforma laboral. Hablar de sus posibilidades de crecimiento personal y desarrollo profesional en la realización de sus tareas equivale a insultarlos.
A finales de agosto, la ministra Bañez presentó las nuevas modalidades de contratos laborales para “facilitar la contratación y dar seguridad jurídica al trabajador”. Es posible que faciliten la contratación. No estoy nada seguro de que los nuevos contratos den más seguridad jurídica a los trabajadores que, con viejos o nuevos contratos, solo acceden a trabajos temporales y a tiempo parcial, como los casos que comentamos. Con la crisis como pretexto, los jóvenes seguirán siendo “la gran oportunidad para los que contratan”. Por las condiciones de trabajo y los emolumentos que perciben. Tristemente, tendrán que acabar en la emigración.       

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