El caldo derrota al potaje de Casado

El potaje es un plato más del invierno, pero Pablo Casado, como si fuese un Dabiz Muñoz de la política –Cayetana “Rambo” Álvarez de Toledo no pega mucho en el papel de Pedroche, pero mandar, manda tanto como la polifacética mujer del cocinero– se ha empeñado en incluirlo en el menú de esta temporada. Su creación en los fogones de Génova lleva por nombre España Suma, ya que en ella cabe de todo, desde Ciudadanos hasta Vox, como en el popular plato de cuchara. Galicia es más de caldo, un manjar más selectivo en los ingredientes, que de potaje, así que los populares enxebres, con Feijóo a la cabeza, le han dicho a Casado que si quiere experimentar se apunte a MasterChef, porque los componentes que pretende botar na pota solo servirían para destrozar la receta autóctona. Le ha costado asimilarlo y hasta ha mandado como explorador a Pablo Montesinos –la encarnación del prototipo de pepero actual–, pero ha acabado entendiéndolo y sometiéndose a la idea del premier galaico. Además, no iba a ser complicado ni nada cocinar la versión gallega del potaje. A ver quién encontraba de este lado de Pedrafita un ciudadano o un voxiferante que diese sustancia al prebe en el que se cociesen los grelos.

El caldo derrota al potaje de Casado

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