Tras opiniones encontradas de todo Cristo, al asistir una diputada electa de Podemos a jurar el cargo con su bebé al Congreso quiero aportar mi grano de arena desde una óptica real, objetiva, y nada machista. La vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, a sus sesenta y seis añitos, y la mujer más beligerante contra la asistencia de Carolina Bescansa con su hijo de seis meses al Congreso, no es la más indicada para criticarla por llevarlo, cuando ella iba al Parlamento a rascarse la mincha jugando con su puta maquinita.
Al fin y al cabo, el niño se portó muy dignamente y no lloró. Es más; hizo lo que algunos “políticos profesionales”, que van al Parlamento a estar, no dicen ni pio en toda la puta legislatura, se duermen y chupan de la teta de la Madre Patria todo lo que pueden sin rascar bola. Y es que son como niños, los muy cabrones. Aunque a ellos les falta la inocencia propia de un niño pequeño.