Mojarse los pies

La política es esa solución al problema del orden que prefiere la conciliación en lugar de la violencia y la coerción. Esta definición corresponde a Bernard Crick cuando escribió “En defensa de la política”, un libro que, posiblemente, no vería la luz en unos tiempos en los que el desencanto de la ciudadanía es más que evidente por culpa, precisamente, de las prácticas de algunos vividores que utilizan la política para medrar a costa de los demás. Por fortuna, en el ámbito local la cosa no está tan podrida y las personas que se dedican a la gestión de los bienes públicos son honrados, o al menos, eso espero. Por tanto, son ellos, las mujeres y los hombres electos por sus vecinos quienes tienen que poner en valor la política de verdad, la que se ejerce desde abajo. Independientemente de la ideología de cada cual, lo cierto es que todos buscan el bienestar general. Además, se da la circunstancia de que, al igual que en el Estado, la ciudadanía ha querido que los políticos hablen, negocien, se entiendan y ejerzan. 

Mojarse los pies

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