Intransigencia

Pensar que la intransigencia tiene algo que ver con el terror es más que cuestionable. No cuando lo que trasciende es la voluntad de imponer la muerte. Hasta la intransigencia tolera su propia existencia por cuanto reconoce los componentes que la han generado. Tiene capacidad para distinguir entre el bien y el mal, entre lo racional y la locura. El terror, sin embargo, no contempla ninguno de estos extremos. Existe por sí mismo, aun cuando para aplicarlo, para justificarse a sí mismo quien lo practica, se escude en la intolerancia, la propia y la ajena. El antagonismo nada tiene que ver con la muerte, tan real como lo es la fría yunta de la mañana en el alpendre. Es el miedo a la locura que provoca la indefensión. El pánico a ser conscientes de que nada que se haga o se pueda hacer, o incluso se deje de hacer o decir, servirá de algo. Indetectable por irracional, infranqueable por su crueldad, indiscriminado por su propia voracidad. Je suis Paris.

Intransigencia

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