Camino del procesiño

ESTO empieza a ser preocupante. Galicia está a punto de quedarse sin uno de sus valores de moda y nadie hace nada. La exhibición capilar que protagonizan cada dos por tres el ya octogenario Beiras, con su pelo crecho y, el aún cuarentón Antón Sánchez, con sus trovas de heavymetalero, está a punto de salir volando como si fuese una (des)cubierta de Riazor y se levantase un poco de viento. El irmandiño maior y el golfiño irmandiño se están dejando comer la tostada y no ocurre nada, no se produce la más mínima reacción. Primero, el lehendakari Iñigo Urkullu, cuyo nombre deja ver con claridad que no nació precisamente en la Costa da Morte, reclamó al Estado el reconocimiento de la realidad nacional de Galicia. Ahora Gabriel Rufián, el republicano catalán al que la banda de música del Congreso le toca el pasodoble “Rufián, eres el más grande, se ve que eres un charnego”, grita en la Cámara Baja “Viva Galiza ceibe”. Como sigamos así, en dos días nos montan un procesiño y todos a votar para decidir si nos unimos a Cataluña o al País Vasco y ellos dos ni se enteran.

Camino del procesiño

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