Greta no tiene prisa por llegar

Pasarse tres semanas cruzando el Atlántico en catamarán es como para estar cansado. Y por más concienciado que se esté con la causa, la climática, en este caso, llegar al puerto de Lisboa debe ser como entrar en el paraíso. Normal que a Greta Thunberg le haya dado una pereza infinita bajarse del barco y subirse a un tren rumbo a Madrid. Y más si allí le esperan un montón de señores serios y trajeados que buscan una foto para mejorar su imagen entre los ecologistas. El caso es que la muchacha dice que a la cumbre irá “cuando quiera”. Por fin una respuesta de adolescente.

Greta no tiene prisa por llegar

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