Arranca la carrera frenética hacia las compras de Navidad. Probablemente la campaña de diciembre sea el momento en que los publicistas despliegan todos sus recursos para atraer al consumidor.
Nos ofrecen todo: el amor, la felicidad, el placer, la fama. Es increíble cómo un perfume puede conducirnos al cielo y un móvil puede hacernos creer que somos lo más.
El poder de la publicidad es incontestable. Consciente o inconscientemente, ella ha servido para transmitir y consolidar socialmente los estereotipos de género que hacen que, como nuestras abuelas y madres, sigamos siendo las principales protagonistas de todas las marcas de productos de limpieza del mundo, desde el Fairy de toda la vida, pasando por los últimos inventos estilo Cillit Bang. Pero si tenemos que hacer una clasificación de los formatos más eficaces en esta materia creo que nadie le puede ganar al “catálogo de juguetes”. ¿Ha visto usted algo más sexista que un catálogo de juguetes de las grandes superficies?
Empezamos por el color. Las páginas dedicadas a las chicas son, de oficio, todas rosas. Y si revisamos lo que nos ofrecen, la cosa no tiene desperdicio: todo lo imaginable para cuidar a los bebés, desde los muñecos a carritos, pasando por bañeras, biberones, toallas o botes de talco. Luego viene la sección limpieza de la casa. Y ahí encontramos recogedores, escobas, lavadoras friegaplatos, delantales. Seguimos con la sección cocina y también aquí la lista es tan interminable como un gran supermercado: cocinas, sartenes, cuberterías o juegos de té.
Ahora bien, puede que haya niñas a las que desde pequeñas ya no les vaya el asunto de ser amas de casa. Pues para ellas hay otras opciones: maquillaje y peluquería o, en su defecto, kit de enfermería o doctora con cofia y todo.
Las chicas están ya encasilladas en su papel: cuidar y criar a los bebés, preparar la comida y las ricas meriendas, sacar a pasear a los peques y, sobre todo, barrer, fregar, lavar, planchar y sacar brillo a toda la casa. Y, en caso de que su afán de independencia sea imparable, el catálogo le permite cumplir con su rol de cuidadora profesional como sanitaria.
Pues si esto es lo que nos ofrecen para nuestras niñas, para nuestra prole masculina las opciones son todas esas que ponen en valor sus grandes virtudes: salvar a la humanidad de todos los monstruos que la amenazan, luchar contra los elementos de la naturaleza y la maldad, explorar los sitios más peligrosos e inaccesibles y demostrar su inteligencia constructiva y sus infinitas capacidades manuales. Maletines de herramientas, camiones de bomberos, equipos espeleológicos, aviones y naves espaciales, pistolas de láser y espadas mágicas.
¡Y luego ponemos el grito en el cielo cuando la Comisión Europea nos dice que el 43% de los europeos considera que el papel de la mujer está en casa y cuidando de la familia y que el del hombre es llevar el dinero a casa!