los españoles vivimos más, pero peor. Que puestos a elegir, parece un escenario poco apetecible pudiendo optar por menos y mejor y, desde luego, más y mejor. Resulta que, aunque en muchas cuestiones sociales no perdemos la esencia, en lo de la buena alimentación ya nos estamos acercando a los niveles de otros países en los que la dieta mediterránea solo les suena de oídas. Uno de cada seis adultos es obeso y todo apunta a que las nuevas generaciones van a superar la marca, visto su estilo sedentario, en el que el fútbol se juega con un mando y lo que entienden por comer verdura es no quitar el pepinillo de la hamburguesa. La escasa actividad física los malos habitos alimentarios en tándem ya matan casi tanto como el tabaco; y a los que no se llevan al otro barrio los dejan en unas condiciones que suponen un calvario de enfermedades en, al menos, sus últimos diez años de mala vida.