Hay personas que no tienen dos dedos de frente. Son las que hacen pijadas y conachadas, las graban, luego las suben a Internet, y se reproducen como champiñones en la mierda. Algunas de esas grabaciones sirven para cazar conductores cafres, que no sólo ponen en riesgo sus vidas sino también las de los demás, y cuando la Guardia Civil de Tráfico echa mano de ellas y los localizan, se los crujen vivos. Luego están otros/as, que lucen su palmito en paños menores, o quienes se graban haciendo cochinadas, y cuando la cosa termina siendo difundida en Internet, por quien sea, reclaman su derecho a la intimidad. Hace falta ser tontos del culo y alrededores, para grabar sus más íntimas cochinadas. Eso fue lo que le pasó al entrenador de fútbol del Málaga, y el moro dueño del equipo se lo cargó “ipso facto” por andarse con mariconadas con la camisera del Málaga, y haciendo publicidad del club no autorizada por el moro, que también tiene derecho a la intimidad de sus cosas futboleras. Y es que las pelotas están para usarlas en el campo de su estadio, y la publicidad seguro que la lleva un departamento creado a tal efecto, sin actores espontáneos que le joroben como a un dromedario, con lo mirados que son los moros para esas cosas. Luego salen otros que se solidarizan con el nacho; aunque no se sabe si es con lo que estaba haciendo cuando se grabó, o con el hecho de su intimidad difundida. Me parece cojonudo eso de la solidaridad, y por eso me solidarizo con el moro, que también tiene derecho a ella, sin que nadie se la turbe, ni se la masturbe.