Seis mil cuatrocientos metros de tendido ferroviario para conectar el puerto exterior de Ferrol son la mayor obra en infraestructuras ferroviarias en un siglo en nuestra ciudad. Bienvenida sea la inversión y ojalá dé muchos réditos a la urbe, a su industria y a los ferrolanos, pero dicho esto, que en cien años la única inversión en infraestructuras para un servicio tan esencial como el tren sean estos 6,4 kilómetros, es un dato demoledor y pavoroso que deja bien a las claras la importancia histórica que Ferrol ha tenido para el general de los gobernantes españoles y gallegos de la última centuria. El cinismo, la hipocresía y el desprecio han sido la tónica de actuación frente a esta ciudad, y quede claro que en esto no se salva ni el apuntador. SI esto supone un cambio de tendencia se verá en el futuro. Ferrol precisa inversiones a chorro como una inyección de adrenalina para un comatoso. Necesitamos multiplicar por tres o por cuatro ese alarmante dato de solo 6.000 jóvenes inscritos en la seguridad social en toda la comarca.