Las pseudoterapias pueden resultar mortales. Y si no que se lo pregunten a Julián Rodríguez. En julio de 2013 su hijo Mario moría por culpa de una leucemia, con tan solo 21 años. Una muerte por cáncer siempre es una tragedia, pero cuando le sucede a alguien con toda una vida por delante nos parece incluso más injusta. Sin embargo, lo que más indignó a Julián fue la convicción de que su hijo se dejó engañar y perdió una importante baza en la lucha contra la enfermedad al renunciar a la medicina tradicional y a la quimioterapia para optar por un método alternativo, promovido por José Ramón Llorente, que se presentaba como médico naturista. “Papá, me he equivocado.” Estas fueron según Julián las últimas palabras de su hijo y lo que acabó de decidirlo a lanzar una campaña en contra de las pseudoterapias. Ahora, la Audiencia Provincial de Valencia ha decidido que Llorente debe ser juzgado como mínimo por intrusismo profesional con atentado grave contra la salud pública, en general, y daño irreversible al joven Mario en particular. En su decisión de juzgar a Llorente ha pesado que se presentara públicamente como médico, aunque carecía del título que lo acreditara, y que el tratamiento prescrito interfería en la recuperación. Para Julián Rodríguez esto supone sólo una primera batalla. Conseguir llevar a Llorente al banquillo de los acusados le ha costado casi cuatro años y ahora falta por ver cual será la sentencia. No será tampoco un trabajo sencillo lograr una condena. El acusado se defiende en que él simplemente ofrecía consejos. Unos consejos que no estaban avalados por ninguna evidencia científica y que acabaron haciendo que Mario huyese de la quimioterapia y redujera drásticamente sus opciones de supervivencia.
En su cruzada Julián no se encuentra solo. En los últimos años muchas sociedades científicas y divulgadores se han puesto manos a la obra para conseguir desterrar las pseudociencias. Es un trabajo que no es sencillo. Hace poco un estudio del CIS demostraba que alrededor de un 13% de los españoles prefería las medicinas alternativas. Los motivos de esto son profundos e intrincados y se necesitaría mucho tiempo de análisis. Tiempo que en casos como el de Mario no lo hay. Por eso ahora su padre lucha para acabar con la incultura científica y no permitir que aquellos que hacen negocio con la desgracia de otros se vayan de rositas.