Antes de las elecciones, Emafesa pasó al cobro un recibo por una tasa de saneamiento que nunca se prestó, y que oscilaba entre 40 y 70 euros.
Miles de ferrolanos intuyeron el engaño y se negaron a pagarlo. Otros miles lo abonaron, pero firmando al mismo tiempo una solicitud para recuperar el importe, si las sospechas se confirmaban, como así ocurrió y se denunció oficialmente el 28 de agosto de 2015. La EDAR nunca depuró un metro cúbico de aguas negras ni estaba en condiciones de hacerlo.
Han pasado diecisiete meses, tiempo más que suficiente para devolver esos 850.000 euros a sus legítimos propietarios, los contribuyentes de Ferrol. Nadie ha sido capaz de dar una Razón (con mayúscula) para justificar que el socio privado de Emafesa se quede con nuestro dinero, el responsable político del desaguisado ascendió de categoría, y su sucesor prefiere un acuerdo amistoso, pero no lo concreta.