Iglesias y la estafa de los árbitros

PABLO, antes Pablo Manuel, “Viva la Gente” Iglesias se vino a Galicia de bolos de precierre de campaña. Tanto ha oído hablar al novel especulador inmobiliario Ramón Espinar de lo que disfruta de las mariscadas barateiras cuando visita o país que acudió a ver cómo era eso. Y su primera cita fue en la lonja de A Coruña, donde cheiró el peixe fresco. En esta campaña se ha puesto de moda darse una vuelta por el Muro y quien no lo hace ni es candidato ni es nada. Después se desplazó hasta Ferrol y acabó la jornada en Vigo. Allí, en casa del todopoderoso Caballero, don Abel, protagonizó el acto central de Unidas Podemos, en el que se le ocurrió proclamar que “ojalá los debates fuesen obligatorios, ojalá cada mes pudieran vernos a todos los representantes discutir en igualdad de condiciones, sin trampas, sin el árbitro comprado, con las mismas preguntas para todos”. Pues sí que debió dejar contentos a Xabier Fortes, Ana Pastor y Vicente Vallés, que no son precisamente de la cuerda de Vox. 

Iglesias y la estafa de los árbitros

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