En los últimos días ha aparecido en el lenguaje castellano –y aún no reconocido por la RAE– un nuevo verbo: vapear, que significa “fumar vapor” (este vocablo debe usarse sólo para el tabaco) mediante cigarrillos electrónicos. Si se fijan ustedes verán cómo están surgiendo en nuestra ciudad establecimientos que ofrecen estos utensilios sustitutivos del tabaco, lo mismo que proliferaron los de compra de oro, que también comparten la oferta de útiles para “vapear”. El Gobierno ya anticipó que prohibirá su uso en hospitales, transportes públicos, escuelas, etc., en espera de una regulación efectiva, que se hace necesaria. Si se asimila al tabaco debe tener exactamente el mismo tratamiento legal. Y si no, a la vista de su toxicidad, aplicarle las normas precisas. Pero hace falta ya, aun sin conocer el alcance de su peligro. De todas formas, que ustedes lo “vapeen” bien estas Navidades con toda la felicidad del mundo, que es lo que más cordialmente deseamos y solicitamos de Papá Noel.