La empresa España (2)

n el ámbito doméstico, la familia; en la empresa, ya sea grande o pequeña, y en la propia política, ya sea nacional o autonómica, hay criterios, como no gastar más de lo que se ingresa, que ninguna persona cabal puede saltarse. Y además aptitudes -como el liderazgo- son fundamentales para salir adelante ante dificultades y desafíos.

Cuando por necesidades profesionales, tuve que profundizar en el conocimiento de los números empresariales, un compañero y gran profesional, me dio una sugerencia que no se olvida.

Decía que cuando tenía que analizar una empresa lo primero que hacía, “al llamar a la puerta” era ver la diferencia entre gastos e ingresos, los fríos grupos contables sexto y séptimo, de entonces.

Sí este último era superior, para él siempre era una buena señal, aun sabiendo que todo se podía maquillar; ingresos extraordinarios por venta de activos, amortizaciones elevadas, reservas, dividendos, etc. Pero, en una palabra, era un buen comienzo.

Es una realidad qué sí cualquier persona o estamento gasta más de lo que ingresa y además lo hace sistemáticamente y aun encima se endeuda para poder sostener la situación es cuestión de tiempo llegar a la suspensión de pagos, hoy Ley Concursal, o a la dura quiebra definitiva.

En el siglo pasado, los anglosajones eran bastante aficionados a realizar exploraciones geográficas embarcándose en heroicas aventuras, que no siempre acababan bien, a menudo por una errónea planificación. Caroline Alexander describe en su libro “Atrapados en el hielo” el intento de Ernest Shackleton y veintisiete hombres más, de llegar al Polo Sur.

Shackleton, un marino mercante irlandés, reclutó tripulación -un conjunto de buenos profesionales tanto militares como civiles- y partió de Londres en agosto de 1.914, rumbo al Atlántico Sur con el fin de llegar al helado mar de Weddell , en la Antártida y desde sus costas, en trineo, a su objetivo para plantar la Unión Jack.

La expedición termino en un rotundo fracaso; su buque “Endurance” se hundió, atrapado y “estrujado” por las placas de hielo. El episodio no es demasiado conocido, pues los “amigos ingleses” no acostumbran –al contrario que los españoles y los propios ferrolanos– a airear sus fracasos, buscando únicamente exaltar y exagerar sus logros.

Lo que sí hicieron fue divulgar la épica resistencia de estos expedicionarios que después de luchar contra el hielo y los duros elementos durante prácticamente dos años lograron sobrevivir y ser rescatados, sin ninguna pérdida humana.

Esta “milagrosa” salvación no hubiera sido posible sin el marcado carácter de líder de Shackleton. Logró animar a sus hombres y convencerlos para mantener una férrea disciplina, espíritu de sacrificio y esfuerzo sobrehumano, no pidiéndoles algo que él mismo no pudiera hacer y estando siempre a la cabeza para afrontar las múltiples dificultades.

El liderazgo de una persona es la clave para solventar problemas y convencer a su gente para superarlos en equipo, pensando en las expectativas del conjunto y no solo en las ambiciones de uno mismo.

El líder es una persona con metas claras, transparentes y sólidas -sin bandazos- que las transmite para motivar a su grupo. Invierte y cree en las personas, potenciando su talento, las escucha, respeta y jamás las decepciona.

Tiene principios que no cambia de la noche a la mañana, mantiene sus promesas y predica con el ejemplo; en una palabra logra que todo el mundo luche por mejorar la situación común y además lo haga por convencimiento y no solo por obligación.

España, está en una situación “al menos delicada” el crecimiento económico se ralentiza, cae la producción industrial y exportaciones, continuamos sin afrontar seriamente la inversión en investigación, las pensiones “tiemblan” y el desempleo sigue siendo una abrumadora realidad que ningún gobierno, de cualquier signo, ha sido capaz de atajar.

Volviendo a habar del control presupuestario, el déficit y crecimiento de deuda del Estado continúa mientras no para el despilfarro en sueldos, viajes, subvenciones o incluso la clara malversación de fondos de algunas autonomías, ya por todos conocidas.

Buscar personas, entre los políticos actuales, con el perfil de líder no es tarea fácil y no creo merezca más comentarios.

Si finalmente volvemos a las urnas, es el momento de pensar seriamente en el voto útil y responsable para evitar una clase política que ya cansa, que no es capaz de llegar a pactos, como sería su obligación, y sigue buscando su sitio en la cúpula del poder.

La empresa España (2)

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