Dos cuestiones de máxima relevancia, e importancia, atañen en el ámbito de la gestión municipal a los vecinos de Ferrol. Por un lado, los presupuestos municipales, en cierto modo solapados por el también transcendental saneamiento de la ría y la pareja crisis económica de Emafesa. Sobre el primero, poco se puede decir que haya cambiado desde la ruptura del pacto de gobierno entre Ferrol en Común y el PSOE de Beatriz Sestayo. En realidad, dadas las diferencias y las réplicas y contrarréplicas entre ambas formaciones, en nada se diferencia de lo ya vivido durante el efímero bipartito en que unos responsabilizaban a los otros de apatía a la hora de elaborar el documento económico. En el segundo caso, ni tan siquiera el PP está exento de culpa. Y es que se empieza a comprender por qué el anterior ejecutivo local aplicó en su día una tasa sobre el saneamiento al conjunto de las viviendas cuando tan solo 5.000 de ellas estaban conectadas a la nueva red, y además el proceso de ¿saneamiento? no era tal. Y es que el deficitario estado económico de Emafesa solo podía ser aliviado, al menos en parte, bajo el supuesto del aumento de la recaudación. De las críticas se puede salvar quien pueda, pero no quien quiera. Mientras tanto, los administrados parecen abocados a padecer, cuando no a soportar, una realidad que en nada se puede equiparar con lo que realmente necesitan: soluciones.