S i alguien podía esperar, a estas alturas del actual mandato municipal ferrolano, algo de confianza en lo mucho que se ha dicho en cuestión tan esencial como la de los presupuestos, bien podría considerarse un incauto. Lo último sabido sobre estos es que la dimisionaria edil de Facenda, Eugenia Freire, los había concluido y que, en buena lógica, lo que cabría esperar era tan solo su presentación al resto de las fuerzas políticas ajenas al gobierno. Aviados vamos cuando lo cierto es que lo único tangible es que el compromiso continúa exactamente igual que al principio, aunque con un grado más de incredulidad entre los administrados. Ahora la cuestión parece ratificar lo que era más evidente: que mejor prorrogar lo que hay que meterse en debates que, con toda seguridad, prolongarían su aprobación en el tiempo ya de descuento de lo que resta del ejercicio en curso. Por no decir que aprobar unas cuentas sin antes haber aprobado las de Emafesa del año pasado es imposible. No es que el tiempo corra, es que ya huye. Gran capacidad política.