Pasqual Salort Aguilar no tiene tesis doctoral ni máster, pero ya es catedrático. Catedrático de dulzaina en el conservatorio de música de Valencia. Salort aspiraba a estudiar el grado superior del instrumento –de viento, por cierto– pero se presentó a la bolsa de trabajo para dar clases tras ser rechazados los demás aspirantes y, ¡zas!, quedó investido catedrático. Carecía de los requisitos exigidos, pero la Consejería de Educación, dirigida por Vicent Marzá, de Compromís –algo así como Podemos, pero con aroma a paella– le regaló el puesto. ¡Qué pena, se olvidaron de darle el cum laude!